viernes, 28 de junio de 2013

Taller “Seis sombreros para pensar” para TDAH y familiares


ANFATI, Visión Compartida y Academia Socrática ponen en marcha un taller creativo de nuevas formas de pensar

La Asociación Nazarena de Familiares y Afectados por el Trastorno Hipercinético (ANFATHI) organiza para el próximo día 1 de julio a las 19:00h en la Academia Socrática un taller innovador y creativo sobre la técnica de los “seis sombres para pensar” enfocado al tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Impartido por el Director en Visión Compartida, Coach Ejecutivo y Consultor en Habilidades Comunicativas y Directivas, D. David Blanco y dirigido fundamentalmente a familiares y afectados de TDAH dónde también podrán participar los familiares y alumnos de Socrática.
Se trata de una técnica creada por el Dr. De Bono, con la que se describe un camino sencillo pero efectivo para convertir a la persona en mejor pensador. En la misma se puede separar el pensamiento en seis modos distintos que se identifican como “seis sombreros para pensar”.
Si Ud. “se pone” un sombrero, puede centrar, enfocar el pensamiento. Si “cambia” de sombrero puede redirigir su pensamiento. Si su pensamiento se precisa, su argumentación resulta más centrada y productiva.
Mediante el uso de situaciones de la vida real se crea escenarios en los cuales apreciar cómo el uso de los “sombreros para pensar” puede:
·         llevar a un pensamiento más creativo
·         enfocar y enmarcar con claridad el pensamiento
·         mejorar la comunicación y así la toma de decisiones.
El propósito del pensar con seis sombreros es establecer los siguientes valores:
1.- la representación de un papel definido. Los sombreros nos permiten pensar y decir cosas que, de otro modo, no podríamos pensar ni decir sin arriesgar el ego.
2.- dirigir la atención. Los seis sombreros son un medio para dirigir la atención a seis aspectos diferentes de un asunto.
3.- la conveniencia. El simbolismo de los seis distintos sombreros ofrece un modo conveniente de pedir a alguien (incluso a ti mismo) que cambie de modo.
4.- establecer las reglas del juego. Uno de los medios más eficaces para enseñar a los niños es el aprendizaje de las reglas del juego. Los seis sombreros para pensar establecen ciertas reglas para el “juego” de pensar.
Empleándose seis sombreros de seis colores distintos con los siguientes significados:
Sombrero Blanco: El blanco es neutro y objetivo. El sombrero blanco se ocupa de hechos objetivos y de cifras
Sombrero Rojo: El rojo sugiere ira, furia y emociones. El sombrero rojo da el punto de vista emocional.
Sombrero Negro: El negro es triste y negativo. El sombrero negro cubre los aspectos negativos: por qué algo no se puede hacer.
Sombrero Amarillo: El amarillo es alegre y positivo. El sombrero amarillo es optimista y cubre la esperanza y el pensamiento positivo. También del uso de los otros sombreros.
Sombrero Verde: El verde es césped, vegetación y crecimiento fértil, abundante. El sombrero verde indica creatividad e ideas nuevas.
Sombrero Azul: El azul es frío y es también el color del cielo que está por encima de todo. El sombrero azul se ocupa del control y la organización del proceso del pensamiento.



Cuando se está pensando, se suele tratar de hacer mucho al mismo tiempo y se termina siendo confuso e ineficaz. Aquí se describe un camino sencillo pero efectivo para convertirse en mejor pensador. Se puede separar el pensamiento en seis modos distintos que se identifican como “seis sombreros para pensar”:
·         Blanco: hechos, cifras, información objetiva.
·         Rojo: emociones y sensaciones, sentimientos.
·         Negro: lo lógico-negativo.
·         Amarillo: positivo, constructivo.
·         Verde: creatividad, ideas nuevas.
·         Azul: control de los demás sombreros y pasos para pensar.
Si Ud. “se pone” un sombrero, puede centrar, enfocar el pensamiento. Si “cambia” de sombrero puede redirigir su pensamiento. Si su pensamiento se precisa, su argumentación resulta más centrada y productiva.
Mediante el uso de situaciones de la vida real, el Dr. de Bono, crea escenarios en los cuales apreciar cómo el uso de los “sombreros para pensar” puede:
·         llevar a un pensamiento más creativo
·         enfocar y enmarcar con claridad el pensamiento
·         mejorar la comunicación y así la toma de decisiones.

UN PROCESO MUY DELIBERADO
Un estado mental tranquilo y despreocupado es necesario para que cualquier pensamiento implique algo más que meras reacciones frente a una situación. En lugar de ser un pensamiento rutinario o reactivo, ponerse un determinado sombrero provoca un pensamiento deliberado: uno se lo pone de un modo deliberado.

El pensamiento crítico vale para reaccionar ante lo que se pone enfrente pero no hace nada para producir propuestas. La costumbre occidental de la argumentación y la dialéctica es defectuosa.

Los escolares se preocupan mucho de reaccionar frente a lo que se les presenta; material bibliográfico, comentarios de los docentes, series de TV, etc. Pero tan pronto como el joven termina la escuela, deberá hacer muchos más que sólo reaccionar. Necesita iniciativa, planes y acción. Y no obtendrá esto a partir del pensamiento reactivo.

He acuñado el término operatividad para referirme a este pensar actuante. Es la habilidad para hacer y el pensamiento que implica.

Cuando se imprime un mapa a todo color, los colores están separados. Primero se pone un color en el papel. Luego se imprime encima otro color. Luego el siguiente y el siguiente hasta que un mapa completo queda a la vista.

En este libro, los seis sombreros para pensar corresponden a los diferentes colores que se usan para imprimir un mapa. Este es el método que intentaré usar para dirigir la atención. No sólo se trata, por lo tanto, de ponerse un sombrero para pensar, sino también de escoger de qué color será el sombrero que se va a utilizar.

INTENCIÓN Y DESEMPEÑO

Ser un pensador no implica tener razón constantemente. En realidad, quien siempre cree tener la razón es muy posible que sea un pobre pensador (arrogante, sin interés por la investigación, incapaz de ver otras alternativas, etc.)

Ser un pensador no implica ser inteligente. Tampoco implica que pueda resolver todos los ingeniosos problemas que la gente me presenta esperando que yo los resuelva siempre.

Ser un pensador implica querer conscientemente serlo. Por lo tanto, la intención es el primer paso.

Los seis sombreros para pensar ofrecen una forma de traducir la intención en desempeño efectivo.

REPRESENTAR UN PAPEL (UNAS VACACIONES DEL EGO)

A la gente no le importa “hacer el loco” con tal de que quede claro que está desempeñando un papel. El jugar a ser otra persona permite que el ego trascienda la imagen restrictiva que normalmente tiene de sí mismo.

El ego corre riesgo si no lo protege un rol formal. Por esta razón la gente habitualmente negativa asume el papel de abogado del diablo cuando quiere ser negativa. Esto significa suponer que habitualmente no son negativos, pero que es útil que alguien desempeñe este papel y que se proponen representarlo bien. El rol tradicional de abogado del diablo es muy parecido al sombrero negro para pensar que describiré más adelante. Pero en lugar de sólo un rol pensante, habrá seis, cada uno definido por un diferente sombrero para pensar.

Eliges qué sombrero para pensar adoptas en un momento determinado. Te pones ese sombrero y representas el papel que define ese sombrero. Te observas desempeñando ese rol. Lo representarás lo mejor que puedas. Tu ego queda así protegido por el rol. Tu ego se compromete a representarlo bien.

Cuando te cambias de sombrero para pensar, tienes que cambiar de rol. Cada rol debe ser distinto, te conviertes en un montón de pensadores diferentes, todos con la misma cabeza.

Todo esto forma parte del tipo de pensamiento constructor de mapas. Cada sombrero de color representa un color distinto que puede utilizarse en la impresión de un mapa. Finalmente los colores se fusionan para dar el mapa completo.

El pensamiento comienza ahora a fluir de los papeles representados y no de tu ego. De este modo se trazan los mapas. Así, finalmente, el ego puede elegir la ruta que prefiere.




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