Todos nosotros, niños y adultos, hemos experimentado
alguna vez ansiedad antes de un examen. De hecho, una pequeña dosis de ansiedad
puede ser positiva, ya que puede mantenerte centrado en la tarea y concentrado.
Pero, cuando los síntomas son tan intensos que no te permiten funcionar o
cuando estás tan ansioso que te encuentras realmente mal, lo más probable es
que no puedas dar lo máximo de ti mismo. Los exámenes miden en qué medida los
alumnos están aprendiendo las habilidades y la información que les enseñan los
profesores.
La mayoría de los padres de niños con hiperactividad se desesperan porque no
ven que exista relación entre el tiempo que dedican sus hijos a estudiar, lo
aparentemente bien que llevan preparadas las materias y los resultados de los
exámenes (en la mayoría de las ocasiones pobres para lo que estudió o, incluso,
insuficientes). Estos resultados no sólo afectan a las familias, sino de manera
esencial a los niños, que cada vez sienten menor control sobre su rendimiento
académico, muestran más baja autoestima y, con el tiempo, menor
tolerancia a hacer esfuerzos al estudiar. Pueden existir muchas razones por las
que no haya una correlación lógica entre esfuerzo, estudio y resultados en los
exámenes:
1.-
Pensamientos negativos: los pensamientos negativos
que los niños hiperactivos pueden tener a la hora de realizar un examen,
asociados al miedo al fracaso o a la presión que siente el niño en su entorno
por aprobar las diferentes asignaturas pueden producirle una sintomatología
reactiva de ansiedad que provoca la liberación de adrenalina, una hormona que
prepara al cuerpo para reaccionar ante el peligro y provoca los siguientes
síntomas corporales: dolor de cabeza, dolor de estómago, musculatura tensa,
temblor de manos, sudoración, aceleración de la respiración y del pulso
cardíaco. Ésta es un tipo de ansiedad de ejecución, experimentada en
situaciones donde importa mucho el rendimiento o la correcta ejecución de una
tarea, existiendo una gran presión por hacer las cosas bien. Si tenemos
demasiados pensamientos como éstos, no nos quedará espacio en la mente para
concentrarnos en las preguntas del examen.
2.- Falta
de tiempo para terminar el examen: debido a las
características cognitivas de los niños hiperactivos (procesamiento lento) es
muy frecuente que la mayoría de ellos encuentren dificultad a la hora de
realizar los exámenes dentro del tiempo estimado, dejando preguntas sin hacer.
3.-
Errores por falta de atención: dejar
preguntas sin realizar por descuido, confundir un autor, olvidarse las que se
lleva en matemáticas o no ver que el examen continuaba por detrás son errores
comunes por falta de atención.
4.-
Suspensos por la pérdida de puntos debido a la ortografía: Los niños
hiperactivos tienen debido a sus características motrices (déficit en
motricidad fina) mala ortografía influyendo este aspecto en la comprensión de
sus escritos y en sus resultados académicos.
5.-
Dificultad para volcar lo que saben, de forma completa, organizada y por
escrito: La mayoría de los niños con hiperactividad son
cognitivamente impulsivos, abordan las tareas con "el pronto", o
vuelcan la información de forma incompleta y desorganizada. Por tanto,
preguntarles oralmente la lección, aunque serían muy capaces de superar sin
problemas un examen oral, no es suficiente. Necesitan entrenarse en realizar
exámenes escritos.
Estrategias
para afrontar los exámenes con éxito
1.-
Hacerles ver que deben pedir ayuda: Explícale a tu hijo/a que
el mero hecho de hablar con alguien (madre, padre, profesor, psicólogo escolar,
etc.) sobre su ansiedad ante los exámenes puede ayudarle a sentirse mejor. Es
deseable que nos describan qué les ocurre cuando se enfrentan a un examen para
que podamos ayudarles a encontrar algunas soluciones. Por ejemplo, podemos
ayudarles a aprender técnicas de estudio que aumenten su confianza, así como
realizar algunas técnicas de relajación.
2.- Hacer
que se prepare bien para el examen: es importante que adopte un
enfoque activo, que el estrés previo le recuerde que debe prepararse bien el
examen con antelación. Que sea consciente de que debe prestar atención en
clase, hacer los deberes, estudiar para el examen. Si lo hace, será más
probable que el día del examen tenga la sensación de que domina la materia.
Algunos niños creen que lo único que necesitan para aprenderse la materia y
hacer bien los exámenes es asistir a clase. Pero para aprenderse una materia
hace falta mucho más que intentar absorber toda la información en clase. Por
eso son tan importantes los buenos hábitos de estudio y las buenas técnicas de
estudio. Muchos niños comprueban que su a ansiedad ante los exámenes disminuye
cuando empiezan a estudiar mejor o más regularmente. Cuanto mejor se sepa la
materia, más seguro se sentirá y esperará hacerlo mejor. Para practicar,
realizamos con ellos el siguiente entrenamiento:
·
Realizamos en casa un
examen por escrito (no muy largo) en las mismas condiciones de tiempo y de
aislamiento que en un examen normal, haciéndoles que desarrollen las preguntas
como mejor sepan.
·
Una vez finalizado, hacemos
que observen lo que han contestado, qué información no sabían y cuál han
olvidado. Para solucionar este aspecto es importante estructurar el conocimiento
en un esquema que les permita recordar en el examen de cuántas cosas deben
hablar y el orden en el que deben exponerlas.
·
Por último, hacemos que
redacten las preguntas correctamente y guarden los esquemas realizados, que les
servirá de repaso de cara al próximo examen.
3.-
Hacerles entender que deben esperar lo mejor: Una vez
se hayan preparado para el examen, debemos enseñarles a pensar en positivo. Que
se digan a sí mismos: "He estudiado y estoy preparado para dar lo máximo
de mí mismo/a". Si esperan hacerlo bien, estarán más relajados mientras
hacen el examen después de los primeros momentos de nerviosismo.
4.-
Ayudarles a controlar los pensamientos: Es importante hacer que se fijen en
cualquier mensaje negativo que se puedan estar enviando a sí mismos, ya que ese
tipo de mensajes pueden contribuir a su ansiedad. Si se dan cuenta de que están
teniendo pensamientos negativos ("No se me dan bien los exámenes" o
"Si suspendo este examen, lo tengo fatal"), les enseñaremos a
sustituirlos por pensamientos positivos, por mensajes prácticos y verdaderos,
como: "He estudiado y me sé la materia, de modo que estoy preparado para
hacerlo lo mejor que puedo".
5.-
Ayudarles a aceptar los errores: todo el mundo se
equivoca. Debemos ayudarles a ser más condescendientes con sus propios errores,
sobre todo si se han preparado para el examen y para rendir al máximo. Debemos
hacerles entender que el error forma parte del aprendizaje, los errores son
"oportunidades de aprendizaje". Aprender a tolerar los errores sin
importancia (como el problema que hizo mal en el examen sorpresa de
matemáticas) es una facultad muy valiosa.
6.-
Enseñarles a respirar mejor: los ejercicios de
respiración pueden ayudarle a calmarse en los exámenes, sobre todo si se trata
de una respiración profunda (llamada respiración diafragmática).Así es como
deben respirar: inhalar (inspirar) lenta y profundamente cogiendo aire por la
nariz, y después exhalar (espirar) soltando lentamente el aire por la boca.
Realizarlo cuatro veces seguidas. Si practican un poco, varias veces, tal vez
les resulte más fácil respirar la próxima vez que hagan un examen y su cuerpo
aprenderá a ver esos ejercicios como una señal para relajarse.
7.- Recordarles que hay que cuidarse: Rendirán
mejor si dedican suficiente tiempo a jugar, duermen lo suficiente y se
alimentan bien. Esto es importante todos los días, pero debemos asegurarnos
sobre todo de que lo cumplan el día antes del examen.
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